26 de octubre de 2013

Una decisión difícil

Primer año en Arte. No hubo muchos cambios en cuanto a las materias, pero el cambio principal es que nos volvimos a dividir, aunque esta vez fue para bien. Todo mi grupo de amigas estaba en el mismo salón. A la vez, el curso estaba repleto de compañeros nuevos, lo cual fue algo bueno ya que conocí gente nueva que, por razones varias, algunos se tuvieron que cambiar de colegio.
Todo iba bien en el curso, salvo algunas peleas internas en el grupo de amigas que después nos terminaron distanciando un poco, pero seguíamos llevándonos bien igual.
El año termino bien y ya estábamos preparándonos para el próximo, donde tendríamos que empezar a tomar algunas decisiones.
Todos dicen que quinto año en cierta forma es el mejor de todos, yo creo que debe ser porque no es ni una cosa ni la otra. Todavía falta un año para terminar, pero a la vez sentís que ese año es infinito. Comienza la elección de la empresa para el viaje de egresados, los planeamientos. Comienza el principio del fin.
En lo personal, ese año fue un muy buen año. Comencé en el verano remodelando toda mi habitación a mi gusto y con mis propios diseños, imponiéndole mi propio estilo. Mientras todavía nos disputábamos con que empresa viajar, yo había empezado un curso de fotografía, una de mis pasiones mas grandes y estaba mas que feliz. Sin embargo, mis dudas sobre hacer el viaje de egresados comenzaron a surgir. Había pensado la posibilidad de hacer un intercambio por un mes o algo por el estilo, y ya había llegado a un punto en el que no podía mas, mi cabeza iba a explotar si no tomaba una decisión. Había gente que me decía que tenía que aprovechar la oportunidad, otra que me decía que el viaje de egresados era único y que no me lo podía perder. Luego de pensarlo mucho, había llegado a una conclusión: no hacia el viaje de egresados. Había tomado la decisión, tenía algunas dudas, pero ya estaba decidido. Me basto ver como iban a ser las cosas si continuaba con la postura que había tomado, para darme cuenta que no lo iba a aguantar. Mis amigas estaban enojadas conmigo, muy pocas apoyaban mi situación. Fue una semana fuerte, pero me senté y lo hable con mi mama, le planteé lo que me estaba pasando y me dijo que lo mejor era no perderme este viaje de fin de curso que es único en la vida, que me quede tranquila que lo otro lo iba a poder hacer. Así que cambie de parecer, al año siguiente estaría saliendo para Bariloche con todos mis compañeros de año para vivir un viaje inolvidable.