Primer año en Arte. No hubo muchos
cambios en cuanto a las materias, pero el cambio principal es que nos volvimos
a dividir, aunque esta vez fue para bien. Todo mi grupo de amigas estaba en el
mismo salón. A la vez, el curso estaba repleto de compañeros nuevos, lo cual
fue algo bueno ya que conocí gente nueva que, por razones varias, algunos se
tuvieron que cambiar de colegio.
Todo iba bien en el curso, salvo
algunas peleas internas en el grupo de amigas que después nos terminaron
distanciando un poco, pero seguíamos llevándonos bien igual.
El año termino bien y ya estábamos
preparándonos para el próximo, donde tendríamos que empezar a tomar algunas
decisiones.
Todos dicen que quinto año en
cierta forma es el mejor de todos, yo creo que debe ser porque no es ni una
cosa ni la otra. Todavía falta un año para terminar, pero a la vez sentís que
ese año es infinito. Comienza la elección de la empresa para el viaje de
egresados, los planeamientos. Comienza el principio del fin.
En lo personal, ese año fue un muy
buen año. Comencé en el verano remodelando toda mi habitación a mi gusto y con
mis propios diseños, imponiéndole mi propio estilo. Mientras todavía nos disputábamos
con que empresa viajar, yo había empezado un curso de fotografía, una de mis
pasiones mas grandes y estaba mas que feliz. Sin embargo, mis dudas sobre hacer
el viaje de egresados comenzaron a surgir. Había pensado la posibilidad de
hacer un intercambio por un mes o algo por el estilo, y ya había llegado a un
punto en el que no podía mas, mi cabeza iba a explotar si no tomaba una decisión.
Había gente que me decía que tenía que aprovechar la oportunidad, otra que me decía
que el viaje de egresados era único y que no me lo podía perder. Luego de
pensarlo mucho, había llegado a una conclusión: no hacia el viaje de egresados.
Había tomado la decisión, tenía algunas dudas, pero ya estaba decidido. Me
basto ver como iban a ser las cosas si continuaba con la postura que había
tomado, para darme cuenta que no lo iba a aguantar. Mis amigas estaban enojadas
conmigo, muy pocas apoyaban mi situación. Fue una semana fuerte, pero me senté
y lo hable con mi mama, le planteé lo que me estaba pasando y me dijo que lo mejor
era no perderme este viaje de fin de curso que es único en la vida, que me
quede tranquila que lo otro lo iba a poder hacer. Así que cambie de parecer, al
año siguiente estaría saliendo para Bariloche con todos mis compañeros de año
para vivir un viaje inolvidable.