9 de enero de 2017

Hoy me desperté extrañando La Plata. No a la gente. No a mi casa. A La Plata como ciudad.
Me vienen oleadas de sentimientos.
La brisa y el aroma a tilo de calle 7.
El olor a lluvia y pasto mojado.
Ese calor abrazante que sentis que te va a derretir.
La casa de mi tía.
Es raro despertarse sin el ruido de las chicharras, o ese olor a asadito de los domingos.
Es algo así como nostalgia. No triste, sino recuerdos de cariño.
Estoy en el mismo lugar, solo que unos cuantos kilómetros más al sur. La gente es la misma  (o eso pareciera ), solo que la vida acá,  el movimiento, no es el mismo.
No quiero ni pensar cuando me vaya a Holanda. Eso sí que va a ser extrañar