8 de octubre de 2017

8 de Octubre de 2017
Hace poco menos de dos meses atrás estaba sentada en una butaca de avión, con más nervios que aire en los pulmones.
Estaba emprendiendo la aventura más grande que alguna vez podría haber encarado.
Hoy, 47 días después, estoy en la misma butaca de avión. Solo que siendo una persona, a mi parecer, totalmente diferente a la que se fue.
Aprendí tanto de tanta gente como de mí misma.
Es cierto que viajar solo te abre la mente. Te hace valerte por vos misma, y enfrentar cualquier problema que pueda surgir, totalmente sola.
Te hace perderle el miedo al mundo, entender lo enorme y diferente que es, pero que si sabes cómo afrontarlo, no hay nada que te pueda parar.
Si bien no siento que deba volver todavía, se qué van a venir más rutas,  más personas, más obstáculos que cruzar, y más aventuras que vivir.