A la edad de tres años tuve la
oportunidad de conocer el ‘viejo mundo’. Mi tío Roberto, o como yo le digo,
Toto, se fue de muy joven a vivir a España, y cuando mi primo nació, fuimos con
mama, mi abuela y yo a visitarlo. Fue un viaje inolvidable… salvo por el echo
de que no me acuerdo nada excepto cosas que me contó mi mama; como cuando me
pare en medio de una plaza y, usándolo como escenario, empecé a llamar a la
gente al grito de ‘señoras y señores, vean el show de Martina’ y comencé a
cantar y bailar como si estuviera en mi propia casa.
Durante ese tiempo fuimos a
carnavales, a cines, playas y a todo tipo de lugares que espero algún día
volver.