31 de diciembre de 2016

Reseña 2016

¿Cómo resumir un año tan extraño y nuevo como el 2016? Veo por todos lados que se le atribuyen todos los daños que cada persona sufrió,  a un simple rejunte de 12 meses. Si bien ocurrieron cosas a nivel colectivo, todos los problemas o cosas que nos hayan pasado son consecuencias de nuestros propios actos, no de un pobre año que tuvo la culpa de cargar con todos los dramas del mundo.
En lo personal el 2016 no fue (para nada) lo que yo había planeado. Si ven unas pocas entradas atrás, decía todo lo que tenia pensado para este "gran" año. Pero no fue así.
Comenzó hermoso, con un viaje increíble de familia,  que me hizo conocer lugares de mi país que parecían provenir de otro universo. Conocí el Calafate, Punta Tombo  (¡la pingüinera más grande del país!), Puerto Pirámides, Torres del Paine, y entre muchos lugares más: El Chalten. Hasta hoy sigue siendo la cosa más hermosa que vi. Esos cinco días que estuvimos acampando a la orilla de un río,  con las montañas de fondo, desayunando con Toto a nuestro lado (una oveja con personalidad de perro), fueron de las cosas más mágicas que me pasaron.

Al volver, comencé a trabajar (con la idea de ahorrar algo de dinero, como todos los años, para poder viajar) y retomé las cursadas de la facultad.  El año falcultativo no aparentaba ser tranquilo.  Ya nos habían dicho "en 2do año van a filmar más que en toda la carrera junta". Imagínense. Entre todo ese estrés,  se me sumo otro conflicto:  mi relación de casi tres años de noviazgo terminó.
Ay esa semana... no puedo explicar todos los sentimientos encontrados que tuve. Pase por el llanto espasmódico (lloraba,  reia, volvía a llorar, y así sucesivamente), hasta al punto en el que ya no se siente nada. Ese piloto automático en el que uno entra y ya no llora más, pero tampoco ríe como antes. El cerebro no deja de maquinar,  de pensar en todo lo que podría haber sido, o todo lo que fue, pero ya no se siente nada.
Nadie muere de amor y eso lo sabemos todos. Un día, como por arte de magia, salí de ese piloto automático, volví a escuchar música y sentir la letra, volví a reir, a llorar, a  soñar. Volví a ser yo misma. Pero recargada.  Volví para llevarme todo por delante y cumplir mi sueño: viajar.
Entonces comencé a planear, a organizar. Una cosa llevó a la otra y me encontré frente a una opción  que siempre habia estado ahí,  llamándome,  diciéndome "¡dale, anímate! ¿Qué tenes para perder?".
Y me anime.
Así arrancaron todos los preparativos,  averiguaciones y papelerios.  Me di cuenta que si quería lograr mi objetivo tenía que sacrificar algunas cosas y comenzar a comprometerme con mi plan.  Abandone casi todas las materias de la facultad, arranque a trabajar (más), le metí para adelante.
Desafortunadamente, mis planes (nuevamente), no salieron como yo esperaba.
Tenia el vuelo programado  para el 19 de diciembre,  así iba a poder pasar las fiestas en lo de mi tío,  en España, pero por un problema con los papeles, mi viaje se retrasó seis meses.
Lejos de tomarlo como un problema, decidí  ver el lado positivo y buscar un trabajo de verano para poder juntar un poco mas de dinero y así poder viajar más. 
Y eso nos trae al presente.  Acá estoy,  trabajando como moza en un restoran en la costa. Sola. En el último día del año, con dos meses mas por delante de trabajo y haciendo fuerza para no bajar los brazos. Va a ser un verano totalmente distinto a lo que esperaba, pero si te cierran una puerta hay dos opciones: quedarse encerrado Hasta que alguien venga a abrirte, o tomar las riendas y animarse a salir por la ventana.

Esta reseña no fue como las que solía hacer, pase por arriba un montón de cosas increíbles que me pasaron este año. Como haber sacado el registro de conducir,  haber unido lazos con amigos del pasado,  pequeñas decepciones amorosas (si fuese un libro, ese capítulo se llamaría "amor en tiempos de Tinder"), y grandes (¡ENORMES!) momentos con amigos que me hicieron darme cuanta que estar soltera no es sinónimo de estar sola. Tengo los mejores amigos que pueden existir, y ellos me enseñaron (o me hicieron darme cuenta) que valgo mucho más de lo que yo creia.
Pss, esto es tema para otra entrada, pero entre nosotros, les voy a comentar que me siento mucho mejor! Sigo teniendo mis caídas cada tanto, pero en general siento que cambie, que madure  (un poco, al menos)

Bueno, así despido un año que fue una montaña rusa,  arrancó muy arriba, tuvo una caída tremenda con mucha velocidad, pero eso me ayudó a subir (lentamente) Hasta arriba, y poder vislumbrar todo lo que se viene.  No voy a ponerle mucho peso encima al pobre 2017, todavía no nació y ya todo el mundo está obligándolo a ser mejor que su hermano mayor, 2016. Yo solo pido, y deseo, que me de una mano a seguir con mis proyectos, nada mas.
¡Feliz año nuevo! Nos vemos en el 2017